El tenis es un deporte solitario. Puedes pensar que no lo es tanto, pero el mismo Andre Agassi, número uno de la ATP durante 101 semanas, lo describe así en sus memorias “Open”. Llega a ponerlo en comparación con el boxeo. Cito textualmente un fragmento de este libro: “Solo los boxeadores pueden entender la soledad de los tenistas, y aun así ellos tienen a sus asistentes sentados en las esquinas, además de los managers. Incluso el oponente del boxeador le proporciona una especie de compañía; es alguien a quien puede encararse y al que puede gruñir. Pero en el tenis te plantas frente a tu enemigo, intercambias golpes con él, pero nunca lo tocas ni hablas con él, ni haces nada con él. Las reglas lo prohíben incluso que el tenista hable con su entrenador cuando se encuentra en la pista. A veces se compara la soledad del tenista con la del corredor de fondo, pero yo no puedo evitar reírme. Al menos ese corredor puede oler y sentir a sus contrincantes, Se encuentran a escasos centímetros de distancia. En el tenis, estas en una isla. De todos los deportes que practican hombres y mujeres, el tenis es el más parecido a una reclusión en régimen de aislamiento que, inevitablemente, propicia la conversación con uno mismo.”
Agassi es el único jugador de la historia que ha ganado los siete títulos más prestigiosos en el tenis individual masculino y lo hizo odiando el tenis. Es increíble como el ser humano, puede aguantar tanto tiempo haciendo algo al máximo, cuando realmente lo que quieres hacer es otra cosa.
Pero todo este preámbulo no es para hablaros del poder de la mente, ni de si es sano hacer algo que no te gusta durante tanto tiempo a pesar de llegar a ser el mejor del mundo. Quiero hablaros de completamente lo opuesto a la soledad que sentía Agassi jugando al tenis. El equipo. De ese sentimiento de entrega, de lucha individual por el bien colectivo. Para mí el equipo es fundamental. Trabajar bien rodeado, sin duda, te hace mejor, te reta, tus compañeros te acompañan, se comparten los éxitos y te ayudan a levantarte cuando te tropiezas. Conseguir crear un verdadero equipo no es sencillo y si lo descuidas se rompe. Desde mi punto de vista, compartir valores y principios es algo fundamental. Pero valores de verdad, no solo los que se escriben en la web o en las paredes de las oficinas.
Esto es algo que todo el mundo sabe, pero encontrar un equipo de trabajo donde realmente exista un equipo, es complicado. Y yo puedo decir que siempre he tenido la suerte de pertenecer a buenos equipos. Y ahora, con mi último cambio, vuelvo a ser afortunado y tengo la oportunidad de trabajar con un equipazo.
Os dejo una pregunta. ¿Sabemos mirar el marcador del equipo o nos empeñamos en maximizar los tantos que cada uno de nosotros hacemos?