Soy técnico. Construí equipos. Hoy recluto con ese mismo criterio técnico.
No te voy a mentir: no empecé mi carrera pensando que algún día lideraría un equipo de selección.
Lo mío era el código. Desarrollo de software, despliegues, rollbacks, decisiones de arquitectura, equipos pequeños que crecían… y bugs que volvían con nombre y apellido. Pasé más de 15 años escribiendo código y liderando equipos de desarrollo de software.
Estuve en reuniones de arquitectura, en retrospectivas sinceras, en lanzamientos tensos y en esos momentos en los que todo empieza a fluir. Lancé productos que fallaron y otros que, con esfuerzo, llegaron a buen puerto.
Y fue ahí —en la práctica diaria, en el barro— donde aprendí algo que ningún máster en Recursos Humanos enseña: cómo se construye un equipo técnico de verdad.
Un líder técnico tiene muchas responsabilidades, y una de las más complejas es contratar. Y contratar bien no significa solo validar hard skills. Es saber cuándo alguien encaja más allá del stack. Es identificar potencial donde otros solo ven keywords. Es tomar decisiones que no están en el manual, pero que marcan el futuro de un equipo.
Viví la frustración de no encontrar el perfil adecuado. También experimenté la satisfacción de contratar a esa persona que lo cambia todo. Y, como no podía ser de otra forma, cometí errores.
Por eso, cuando hablo de recruitment técnico, lo hago con una perspectiva distinta.
No vengo del mundo del reclutamiento tradicional. Vengo del desarrollo.
Hoy lidero un equipo de selección. El mejor equipo de selección posible. Y aunque mi rol ha cambiado, mi mentalidad sigue siendo la de un técnico. Y eso, sinceramente, lo cambia todo.
Ese background me permite:
Entender realmente lo que necesita un equipo de desarrollo.
Retar vacantes mal planteadas y construirlas con criterio técnico.
Hablar con developers en su idioma, sin buzzwords vacíos ni promesas absurdas.
Diseñar procesos de selección que respeten el tiempo, la inteligencia y la experiencia de quien se presenta.
Contratar talento tech no es cuestión de intuición, es cuestión de conocimiento. Y si no conoces el terreno, te pierdes. Yo contraté porque lo necesitaba. Porque quería que mi equipo funcionara. Porque sabía lo que pasaba cuando no lo hacía.
Hoy aplico esa experiencia al mundo del talento. Recluto desde el conocimiento real. Desde el código. Desde haber vivido el otro lado.
Y eso, sinceramente, se nota.