#14. La motivación no se mide en emojis en Slack 💪 🎉
Hay líderes que piensan que su equipo está motivado porque alguien puso un 💪 en el canal #general de la compañía. Pero… ¿De verdad eso es un termómetro? ¿O estamos confundiendo cortesía con compromiso?
En muchos equipos se ha instalado la idea de que el buen rollo es sinónimo de motivación. Que si hay GIFs, emojis, “buenos días equipo”… Ya está: equipo sano.
Pero la realidad es otra: la gente puede ser educada, cumplir y sonreír… mientras se quema por dentro. Y eso es algo que no se nota a simple vista.
Las cifras hablan por sí solas: según un estudio de Gallup, el 70% de los empleados no están comprometidos en su trabajo, aunque sí sigan con su rutina diaria. La motivación real no se mide en palabras bonitas o en emojis, se mide en cómo esa persona actúa cuando está solo, sin la presión de la oficina ni los mensajes de Slack.
Las empresas que invierten en cultura y motivación real obtienen un 21% más de rentabilidad y un 17% más de productividad, según la misma encuesta de Gallup.
Parece que, por mucho que celebremos pequeños logros con 🥳 y 🎉… la motivación no es algo que se pueda gestionar solo con buenos gestos virtuales. Y no es que los emojis estén mal; claro que aportan algo de alegría al día, pero no se puede dejar toda la responsabilidad de la motivación en ellos. La motivación real nace de una conexión profunda con el propósito, la autonomía y el desarrollo personal.
Más allá de los emojis, ¿cómo sabemos si la motivación está realmente presente en nuestro equipo?
¿Quién no habla en las reuniones?
Perfectamente puede ser por timidez, pero si notas que algunas personas del equipo se aíslan o se limitan a escuchar sin aportar ideas, puede ser una señal de desmotivación. Las reuniones deben ser un espacio para compartir, discutir y colaborar. Si eso no está sucediendo, algo no está funcionando.
¿Quién dejó de proponer cosas?
Cuando los empleados dejan de aportar ideas, es una señal clara de que no se sienten lo suficientemente motivados o valorados. Las propuestas no siempre deben ser perfectas, pero si una persona del equipo ya no aporta nada, algo está fallando.
¿A quién se le nota el “ya me da igual”?
La apatía es una de las primeras señales de que la motivación se ha ido desvaneciendo. Si alguien deja de preocuparse por los resultados, no se involucra en la cultura del equipo o no está dispuesto a aportar más allá de lo estrictamente necesario, es hora de hacer un alto y revisar la situación.
En las organizaciones donde los equipos se sienten realmente motivados, no es necesario un emoji de celebración para mantener el ambiente positivo. En cambio, las señales de motivación real se ven en la manera en que la gente se toma el tiempo para dar feedback, en las ideas que proponen en las reuniones, en las iniciativas que nacen de manera espontánea. Las empresas de éxito no se enfocan en lo que los empleados hacen por obligación, sino en lo que hacen por pasión y compromiso.
La cultura es eso que las personas de la empresa hacen cuando nadie las ve.
La motivación no es algo que fluye por sí sola en las organizaciones, ni es algo que solo ocurre cuando todo va bien. Un equipo puede estar motivado y rendir a un nivel altísimo, pero también puede atravesar momentos difíciles en los que esa motivación se pone a prueba. Es ahí donde un buen líder entra en juego, ayudando a que el equipo encuentre la motivación nuevamente.
Estudios demuestran que los equipos con líderes altamente motivacionales tienen 50% más de posibilidades de retener a sus empleados, en comparación con aquellos que no cuentan con estos líderes. Los mejores líderes son aquellos que mantienen a su equipo comprometido, no a través de falsas promesas o celebraciones vacías, sino mediante el acompañamiento continuo, la confianza y el respeto.
¿Qué pueden hacer los líderes para aumentar la motivación de su equipo de forma real?
Confiar en el equipo, siempre te devolverá su confianza de vuelta… Y sin esa confianza es muy complicado que las personas del equipo estén motivadas.
Generar confianza real: Los equipos motivados confían en sus líderes. Y esa confianza se construye a través de la transparencia, la honestidad y la responsabilidad. La motivación proviene de sentir que estás trabajando hacia un propósito común y que tus esfuerzos son reconocidos.
Establecer metas claras y alcanzables: Cuando las personas del equipo saben qué se espera de ellos y tienen la autonomía para alcanzar esas metas, se sienten más empoderadas. Las metas alcanzables dan un sentido de logro que va más allá de un simple “gracias por tu trabajo”.
Fomentar el desarrollo profesional: La motivación también se nutre del crecimiento personal. Los equipos más motivados son aquellos que sienten que están aprendiendo y avanzando. Invertir en formación, nuevos desafíos y oportunidades de desarrollo es una forma efectiva de mantener alta la moral.
Escuchar de verdad: El feedback no debe ser un monólogo. Los líderes deben estar dispuestos a escuchar las preocupaciones y propuestas de su equipo. Escuchar no solo fortalece la relación, sino que también abre la puerta a la mejora continua.
Si estás liderando un equipo, la motivación real no se ve en Slack. Se ve en lo que la gente no dice. En la forma en que se comportan cuando no hay premios ni celebraciones inmediatas. Y en las acciones concretas que realizan cuando sienten que su trabajo tiene un propósito, un impacto y es valorado.
Si no tienes tiempo para hablar con tu equipo… Entonces sí que tienes un problema.